Retomo
la palabra: reflexiones en torno a la acción de esperar
Esperar
Tener
esperanza de conseguir lo que se desea
De pronto, si miramos atrás, nos
sorprenderemos al ver que durante tantos años vividos (unos más, otros menos),
lo único que hemos hecho es esperar: esperar a que se acabe la carrera, esperar
a que nos llamen para una entrevista de trabajo, esperar a que nos seleccionen,
esperar a que nos suban el sueldo, esperar encontrar a alguien, esperar que ese
alguien nos quiera, esperar a estar estabilizados económicamente, esperar a
tener un mejor trabajo, esperar las condiciones óptimas para tener hijos, esperar,
esperar, esperar…
Y mientras esperamos a esperar, la
vida pasa, y pasa mientras esperamos a que sucedan cosas para entonces y solo
entonces actuar, esperamos que por ley natural vaya llegando todo aquello que debe
llegar en cada momento, y ¿qué hacemos mientras? Claro, esperar. Pero ¿cuántas
cosas nos perdemos durante la espera?
No comenzar a actuar hasta que suceda algo
Nos perdemos vivir. Esperar implica inactividad,
no puedes hacer nada más que esperar, y mientras esperas millones de cosas
pasan alrededor: otras vidas, alegrías y desgracias, acciones inacabadas en el
tiempo, un beso tierno, el amor ¿qué es el amor?
El amor como espera
Quizá sea el deseo de esperar junto a
la persona amada. Esperar acompañado, esperar a envejecer, esperar a que la
vida pase acompañados. Esperar a que llegue la noche para dormir junto a él o
ella, esperar a que amanezca para despertar a su lado, esperar sin
incertidumbre, esperar conscientes de que nada más hay que esperar. La única
espera a la que no deberíamos renunciar, la única espera que no hace daño, la única
espera hermosa: la espera compartida del ahora y siempre juntos, pase lo que
pase y por siempre jamás.
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