Con todos mis
respetos, Luis Manuel Tomás Balibrea, le pregunto si se ha leído usted los
planes de estudios impartidos hasta el momento en las Escuelas de Arquitectura
Superiores de nuestro país, porque quizá haya caído usted en un juicio fácil de
valor basado en la ignorancia a este respecto, lo cual podría subsanarse fácilmente si accediera,
pongamos por caso, al plan de estudio del 98 bajo el que se ha formado aquí una
servidora en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.
Le sorprenderá,
espero que gratamente, conocer que los arquitectos formados antes de la entrada
en vigor del Grado en Arquitectura, tenemos conocimientos técnicos que nos
capacitan más que sobradamente para ofrecer a nuestros clientes eficiencia
energética, confort térmico, bajo coste de mantenimiento, seguridad
estructural, etc… además de por supuesto, gestionar bien es espacio, tratar
algo tan importante e imprescindible en la vida de las personas como es la luz
y sus matices y la relación del propio edificio con su entorno, algo que me ha
parecido ha tratado con cierto desprecio. Quisiera recordarle que la
arquitectura, además de garantizar todo lo dicho, crea ciudad, algo que se le
ha olvidado comentar (y que a partir de ahora debería tener muy en cuenta), y sobre
lo que debería saber, Luis Manuel Tomás Balibrea, que es algo más que
garantizar confort térmico.
Muy bien dicho. Defiéndenos de los superfluos, de los advenedizos, de los indocumentados, de los profesionales, del mercado, de los que ignoran al "Fauno descubriendo a una mujer", de los insensibles a los cortijos de los frailes, de las que no saben que Úrsula Iguarán era arquitecta y que B se suicidó sin oír una campana. Resístete y oponte a lo vulgar y a lo balibreoso.
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