lunes, 30 de diciembre de 2013

Mis mejores deseos


Sí, lo creo. La falta de empatía y la pérdida de valores fundamentales son los síntomas principales de esta no tan nueva enfermedad que algunos padecen y para la cual, los expertos, no encuentran fármaco eficaz. Tampoco hay consenso a la hora de nombrarlo. Finalmente estos pacientes entran en un estado de amargura tan aguda, que devorados por la envidia, el egoísmo, la altanería, la hipocresía y la prepotencia (entre otros factores), muestran una mueca de desprecio permanente que les impide volver a sonreír.

Y ahora si se quiere, hablemos en plata. Porque el problema no es no ser un alma caritativa y bondadosa -no nos engañemos-, lo verdaderamente alarmante es seguir adelante pisando fuerte sin reparar en las cabezas que pisoteamos con nuestras actitudes y determinaciones. El desprecio gratuito, la humillación como arma de reafirmación y la violencia intrínseca de tantas actitudes hipócritas envilecen cada día más a esta sociedad enferma. Porque la vida no es de color rosa, pero la pérdida absoluta de ideales y convicciones la oscurecen todavía más. 
  
Y sí, también lo creo. No todo está perdido. Siempre he pensado que de todo lo malo que me ha pasado, ha salido algo muy bueno, y ojalá este sentimiento lo compartamos todos y hagamos un esfuerzo por salir reforzados de esta grave crisis social queriendo, simplemente, llenar cada uno de nuestros días de muchas sonrisas.

Feliz 2014 y 2015 y…

martes, 10 de diciembre de 2013

Mi sitio


    Me gusta mi barrio porque las casas están pintadas de colores, porque hay artesanos y artistas trabajando tras las rejas de sus ventanas abiertas, porque una señora mayor con el pelo blanco y un delantal de cuadros desenrolla la manguera que tiene arrollada en el zaguán de su casa -con las molduras de las ventanas pintadas de verde y rosa- para regar el jardincito que tiene frente a su puerta al cruzar la acera. Sonrío al salir o llegar a casa porque paso al lado de un árbol que tiene macetas colgadas en su tronco, porque siempre está Jacob -un perro callejero al que no le gustan las patatas fritas- y el bendito cerro -el que custodia Nuestra (su, vuestra) Señora de todos los Ángeles- para darme la bienvenida. Me siento feliz porque a veces me tumbo en mi terraza a ver atardecer y puedo escuchar el siseo de las hojas de los árboles y el canto de los pájaros y los ladridos de los perros y nada más que eso.

      Me parece maravilloso que un vendedor ambulante con un carro lleno de sandías y melones se dedique a trocear la fruta y meterla en vasitos de plásticos intentando hacer una figura parecida a una flor en su coronación y me lo venda a mil pesos con un tenedorcito de plástico y regalándome un “muchas gracias caserita, que le siente bien”, y que esto haga que la intervención nefasta sobre el edificio patrimonial frente al que se sitúa el vendedor no me parezca tan terrible.


      Estoy empezando a pensar que me siento a gusto en esta ciudad…

viernes, 6 de diciembre de 2013

Volver a verte


Cuánto te echaba de menos. Tantos años sin verte, aun estando contigo. Sintiéndote perdido en otros mundos,  lejos, tan lejos.

Ahora cuando hablamos casi no puedo creerlo. Me estremezco al escucharte reír, me emociono al sentir que vuelves a ser tú. Me llena de alegría saber que eres capaz de disfrutar enormemente de una taza de té frente a la roca con el Impromtu en fa menor de Chopin de fondo.

Porque pudimos tener aquella conversación en aquel bar a los pies del museo, porque pudimos compartir sardinas y mejillones tras un baño en la playa, porque volvimos a tocar juntos el piano, porque estoy enormemente orgullosa de ti, porque has encontrado de nuevo el camino, porque eres capaz de apreciar las pequeñas cosas de la vida, porque para mí eres un héroe, por la negra tomasa, porque siento que ni siquiera 11.000 km pueden ya separarnos y por todo eso que nos queda por compartir…

Encantada de volver a verte, hermano querido 

jueves, 28 de noviembre de 2013

Lección magistral


Hoy he conocido a una persona que me ha hecho sonreír.
No podía imaginarme lo que iba a suceder. La había visto antes: risueña, charlatana, menuda.
Su historia me hizo ver lo pronto que olvidamos lo que realmente importa. Su sinceridad, su fuerza, sus ganas de vivir a pesar de todo, me contagiaron de alegría. Porque muy pocas son las personas afortunadas capaces de verlo todo tan claro.

¿Y tú, a qué te dedicas?: a hacerle la vida feliz


Gracias S., por haberme dado esta lección magistral

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Luvina (y yodo aquello que Juan Rulfo me contó)


Resultará fácil ver las cosas desde allí, meramente llevadas por la imaginación, pero no tienen parecido ninguno. Pero a mí no me cuesta ningún trabajo hablarle de lo que sé tratándose de Luvina…

Yo la soñé.Intenté dibujarla pero apenas pude retratarla. Y no es hasta ahora, amigo mío, que me doy cuenta de que es imposible dibujar el aire espeso y el ruido sordo que lo envuelve a uno cuando está allí. Porque a uno le cuesta trabajo respirar entre tanta desolación pesada, Porque nada más llegar uno se siente cansado, como si los años le hubieran venido de golpe, como si el camino hubiera sido demasiado largo.

Y aunque uno lo intente, la voz no le sale del cuerpo: el viento pellejo le roba las palabras a uno y se alimenta de uno, y precisamente lo envuelve y lo aplasta y lo retuerce para llevarlo a la locura y hacerlo gritar, gritar con muchas ganas para robarle de una vez el alma, porque ese aire espeso y denso  se le mete por dentro y lo posee a uno, y es ahí compadre, cuando uno está perdido. Yo así lo vi.

Porque Luvina sufre. Yo diría que es la pena. Yo diría que es la desilusión. Yo más bien diría que es el desamor. Porque allí estuve yo compadrito. Porque fui buscando la muerte. Porque al llegar no pude gritar fuerte porque rompí  a llorar y abracé la tierra, y de rodillas la regué con mi agua, y me aferré a la piedra pelada, y de tanta soledad que ella vio, aun más grande que la suya, se compadeció la muy insensata y me abrazó, y yo perdí la conciencia de tanto dolor y al despertar estaba vivo, resguardado y protegido por las piedras que se amontonaron a mi alrededor y me consolaron, abrigándome del frío intenso de la intensa noche hambrienta.


Pero quiero darle un consejo, ahora que Luvina ya se me metió dentro: no la invoque compadrito. Déjela en el olvido y huya porque si su aire denso  lo atrapa, como le estaba yo diciendo, no podrá volver atrás. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Ta n' ta tata



Ta n' ta tata: corchea, silencio de semicorchea, semicorchea, corchea, corchea

Un paso ta n' ta tata
Dos pasos ta n' ta tata
Tan lejos pisé ta n' ta tata
Tres pasos ta n' ta tata
Cuatro pasos ta n' ta tata
Tu me quisiste ta n' ta tata
Cinco pasos ta n' ta tata
Tanto me alejé ta n' ta tata
Seis pasos ta n' ta tata
contar mas no se ta n' ta tata
Mil pasos ta n' ta tata
¿Y cuando volverás? ta n' ta tata
¿Un día o jamás? ta n' ta tata

A veces una onomatopeya simplifica las cosas
Para mí esta embriagadora canción de Soha siempre se llamará ta n' ta tata 

[Hay que cerrar los ojos y repetir ta n' ta tata mientras se escucha por segunda, o quincuagésima vez]
Ta n' ta tata


:)

viernes, 18 de octubre de 2013

Mujer grande II


No es sino una mujer de gran estatura, hombros rectos, piel morena y altos pómulos, ojos sesgados, que cruza el patio con un caminar ágil, incansable, que no consigo yo imitar, como si las piernas oscilasen desde las caderas en vez de doblarse a la altura de las rodillas.

(Pero eso sucede cuando nadie la ve, excepto yo, que la miro desde ese recóndito lugar que nadie conoce, y basta que eso suceda para que todo tenga sentido)

Alberto Giacometti la creó, pero fue J. M. Coetzee el que la describió.


(Yo solo he sido una mera intermediaria)

viernes, 4 de octubre de 2013

Digresiones


A veces pasa. Una mirada, un gesto, y sientes que ya lo has vivido. Y no importa que estés a miles de kilómetros. Y lo imposible, y lo más difícil, lo enrevesado y lo improbable parece desatarse y ocurrir. Como si todos los astros se juntaran y formaran uno enorme e infinito, me dirías, me diría.

Quizá fue culpa de ese elefante que un funcionario del ministerio de relaciones exteriores (amante de la papiroflexia, detalle importante) me regaló mientras me confesaba que su mujer difamó que la maltrataba y que por ese motivo, en este país, está más muerto que vivo, y digamos, en la ruina. Que no podía ver a sus hijos. Y que nunca me tiñera el pelo que tenía un color muy bonito.

Entonces una cosa me lleva a la otra, aunque sin aparente conexión racional: pienso en una cosa y la mezclo con la otra, y con lo otro ya vivido, y se forma una pelota verde y grande que cada vez bota más y más fuerte y es más y más pesada y corre aire y es todo más confuso.

Justo ahora me siento tentada a contarlo todo de nuevo, pero formando otras frases, quizá con otros verbos, o con otros tiempos verbales. Y me acuerdo de Thomas Bernhard y eso me lleva a otro lugar lejano, pero querido, muy querido.

Una librería frente al cerro. Otro libro, otro autor. Una edición de 7000 pesos chilenos. Y de camino a la caja, mi querido Neruda: he ahí otra conexión inaudita. Sí, yo creo que se conocieron. ¡No!, estoy segura. Seguro que Thomas vino a Chile a conocer a Ricardo, o a Pablo, como se le quiera llamar.

Una feria permanente. Un puesto vendiendo juguetes artesanales, fabricados con madera, y también con papel (papiroflexia). Un barquito con un cartel verde en el que podía leerse: puedo escribir los versos más tristes esta noche… (y así, vuelta a empezar)
                

jueves, 26 de septiembre de 2013

Reflejos de una vida pasada


Esa que queda reducida a dos maletas de 23 kg cada una. En total 46 kg y una mochila de recuerdos de 27 años vividos.  
¿Que qué es lo que ocupa todo el espacio que ha quedado vacío? La mayor de las ilusiones y las ganas de querer disfrutar de cada nueva sensación que me ofrezca esta aventura: encontrarme una foto que no hice viajando los 11700 km de distancia que me separan de la tierra de la que provengo y a la que tengo tanto que agradecerle y que reprocharle; escuchar La Negra Tomasa y sentirme en casa; volver a ver a esa amiga que me presentó este país y sembró en mí la semilla del cariño que le tengo (a su tierra y sobre todo a ella); comprar milhojas de dulce de leche (jefe, tú me lo enseñaste); compartir un tang con ese amigo compañero de investigación y viajes al (mi) paraíso (particular); conocer al que un día me resolvió dudas por teléfono (me alegro de conocerte compañero); sorprenderme parada en una calle llena de colores sobrecogida por la inestable perfección de tantos pequeños detalles; esperar nerviosa a que llegue el fin de semana y tantas y tantas cosas que se me escapan y tantas otras que están por venir.

Gracias Chile, por todo lo que me has dado en tan poco tiempo, y gracias a ti por dármelo todo :) 

martes, 18 de junio de 2013

A tan solo unos pasos


¿Por qué esta canción? Porque a veces nos perdemos, y precisamente por eso, podemos ser encontrados. 
Unos pasos para llegar al final: también puede disfrutarse el último tramo. Porque saber que es inminente te hace sentir vivo. Por el placer de sentir que paso a paso estás más cerca de poder volar alto, muy alto...

miércoles, 27 de marzo de 2013

Marina Abramovic, persona




Nacieron el mismo día de años diferentes. Se conocieron en una calle que olía a flores, y de pronto, se besaron. Comenzaron una relación intensa, difícil, una relación en la que el artista aniquiló a la persona y a la pareja, en la que solo importó la obra, en la que solo importó el producto, lo creado (por aquellos entonces, juntos).
Seguramente él quiso cambiarla, quiso bajarla del pedestal divino en el que ella se creía y en el que probablemente estaba, porque la quería, a ella, a la persona en la que se convertía escasos momentos al día cuando se quitaba la corona de reina de las diosas y bajaba al mundo terrenal para acariciarlo en la intimidad. Él la admiraba, porque sabía que solo con ella llegaba siquiera a rozar la perfección, esa en la que ella gobernaba con total naturalidad.
Para ella todo era fácil con él. Ella dirigía la expedición maestralmente, él la complementaba y en el fondo lo necesitaba. Podría decirse que se enamoró de ella misma al estar a su lado. Lo quería enormemente, pero de otra manera: cuando dio por agotada su obra junto a él, decidieron (decidió) ponerle fin a su recorrido juntos con un último (eso creyeron, eso creyó) performance. Recorrieron la muralla china, cada uno desde un extremo, para encontrarse en el centro, darse un abrazo, y despedirse para siempre. Un gran final. Una gran creación, Marina.
En 2010 se estrenó en el Moma una retrospectiva de su obra, en la que presentó un nuevo performance: sentada en una silla, permanecía inmóvil frente a una mesa, al otro lado de la cual había otra silla en la que se sentaban, por turnos, distintos espectadores. Ella, aquel día con un vestido rojo, no esperaba que él se sentase en aquella otra silla 22 años después de su separación, esa separación que para ella también fue obra y para él su más doloroso fracaso. Ella sonríe, no puede contener las lágrimas: se da cuenta de todo, pero nada ya puede hacer más que tenderle las manos en un instintivo intento de superar al artista que también fue en vano. Él asiente, tampoco puede contener las lágrimas: él mejor que nadie la conoce, y sabe que ya todo está perdido. La quiere profundamente, y solo le queda el consuelo de haber sabido renunciar a tiempo.
Un último dato sobre Marina: Danica, su madre, nunca la acarició. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Esperar




Retomo la palabra: reflexiones en torno a la acción de esperar

Esperar 
Tener esperanza de conseguir lo que se desea
De pronto, si miramos atrás, nos sorprenderemos al ver que durante tantos años vividos (unos más, otros menos), lo único que hemos hecho es esperar: esperar a que se acabe la carrera, esperar a que nos llamen para una entrevista de trabajo, esperar a que nos seleccionen, esperar a que nos suban el sueldo, esperar encontrar a alguien, esperar que ese alguien nos quiera, esperar a estar estabilizados económicamente, esperar a tener un mejor trabajo, esperar las condiciones óptimas para tener hijos, esperar, esperar, esperar…
Y mientras esperamos a esperar, la vida pasa, y pasa mientras esperamos a que sucedan cosas para entonces y solo entonces actuar, esperamos que por ley natural vaya llegando todo aquello que debe llegar en cada momento, y ¿qué hacemos mientras? Claro, esperar. Pero ¿cuántas cosas nos perdemos durante la espera?

No comenzar a actuar hasta que suceda algo
    Nos perdemos vivir. Esperar implica inactividad, no puedes hacer nada más que esperar, y mientras esperas millones de cosas pasan alrededor: otras vidas, alegrías y desgracias, acciones inacabadas en el tiempo, un beso tierno, el amor ¿qué es el amor?

     El amor como espera
   Quizá sea el deseo de esperar junto a la persona amada. Esperar acompañado, esperar a envejecer, esperar a que la vida pase acompañados. Esperar a que llegue la noche para dormir junto a él o ella, esperar a que amanezca para despertar a su lado, esperar sin incertidumbre, esperar conscientes de que nada más hay que esperar. La única espera a la que no deberíamos renunciar, la única espera que no hace daño, la única espera hermosa: la espera compartida del ahora y siempre juntos, pase lo que pase y por siempre jamás.

viernes, 22 de febrero de 2013

De camino a algún sitio



Hoy puede ser un buen día: esta mañana, de camino a algún sitio, he visto algo que me ha estremecido profundamente. Algo que me ha arrancado una sonrisa, algo que me confirma que es posible la felicidad absoluta. Hace un día gris, y también hace frío. Llueve a ratos.
Andaba a toda prisa, cuando de repente, me he parado en seco al verlo: sí, a ellos, dos ancianos pedaleando (algo parecido a seudobicicletas estáticas colocadas en algún parque) en silencio sentados en el mismo banco y cogidos, con una ternura infinita, de las manos, como si nada más en el mundo tuviera importancia, como si diera igual todo aquello que no fuera el contacto de sus pieles secas y arrugadas por el tiempo. No hablaban, no se miraban, pero sus cabezas estaban ligeramente inclinadas la una hacia la otra. Como si en tantos años juntos no necesitasen articular palabra para entenderse, como si hubieran desarrollado alguna forma telepática de comunicación, como si no necesitasen decirse te quiero porque el simple hecho de pedalear juntos ya era la forma más hermosa e intensa de decirse: te quiero más que a nada en el mundo, amor mío de mi vida.

lunes, 18 de febrero de 2013

Gracias :)



Gracias Juanje (Jueves te pertenece a ti pequeño, porque eres tú el que lo haces mágico. Sigue tocando, sigue escribiendo, sigue soñando)

Gracias David (he viajado en el tiempo, y acabo de escucharte decir “mi nombre es David y este preludio de Bach es para Marián” y quiero decirte, por si no me has oído cuando me he levantado de entre el público “mi nombre es Marián, y he tenido el privilegio de compartir algunas notas al piano con David”. Sigue brillando, y no pares nunca de tocar. Gracias por cruzarte en mi camino y pasear, a ratos, junto a mí)

A mi piano (mi fiel amigo, no paras de darme alegrías, qué haría yo sin ti)

jueves, 14 de febrero de 2013

Valentín




            Una flor que florece de noche. Como si le diera miedo la luz del día: en efecto, al día siguiente, empieza a deteriorarse, poco a poco, marchitándose lentamente, hasta que a las pocas horas (las que abarcan un día o dos), termina pereciendo. Si yo fuera pequeña y viniera de un país igualmente pequeño, la protegería con una campana de cristal (una de esas campanas mágicas que utiliza Llorenç Barber precisamente de sol a sol)
Podría hablar de campanas, de sus tipos y subtipos, pero hoy lo importante es hablar de amor ¿no? Y pienso ¿acaso algún día se debe dejar de hablar de amor?
    Anoche, un pequeño Valentín (sí, Valentín, un nombre apropiado en el día de hoy, un Valentín de apenas 6 o 7 años) decía en voz alta (como para que los espectadores lo escuchásemos, con una ternura infinita):
No sé si será buena, o será mala. Solo sé que es lo único que tengo en la vida y que no quiero perderla

Su abuela estaba enferma, y quizá no le había dicho muy a menudo te quiero
    Feliz día, Valentín 

domingo, 10 de febrero de 2013

¿Sabe usted qué es la arquitectura, señor Balibrea?



Con todos mis respetos, Luis Manuel Tomás Balibrea, le pregunto si se ha leído usted los planes de estudios impartidos hasta el momento en las Escuelas de Arquitectura Superiores de nuestro país, porque quizá haya caído usted en un juicio fácil de valor basado en la ignorancia a este respecto, lo cual  podría subsanarse fácilmente si accediera, pongamos por caso, al plan de estudio del 98 bajo el que se ha formado aquí una servidora en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.
Le sorprenderá, espero que gratamente, conocer que los arquitectos formados antes de la entrada en vigor del Grado en Arquitectura, tenemos conocimientos técnicos que nos capacitan más que sobradamente para ofrecer a nuestros clientes eficiencia energética, confort térmico, bajo coste de mantenimiento, seguridad estructural, etc… además de por supuesto, gestionar bien es espacio, tratar algo tan importante e imprescindible en la vida de las personas como es la luz y sus matices y la relación del propio edificio con su entorno, algo que me ha parecido ha tratado con cierto desprecio. Quisiera recordarle que la arquitectura, además de garantizar todo lo dicho, crea ciudad, algo que se le ha olvidado comentar (y que a partir de ahora debería tener muy en cuenta), y sobre lo que debería saber, Luis Manuel Tomás Balibrea, que es algo más que garantizar confort térmico. 

martes, 5 de febrero de 2013

Oblivion



Tuve la suerte de escuchar a Manuel Blanco interpretar este tango de Piazzola acompañado por la Orquesta Nacional una tarde de sábado. Me sigo conmoviendo al escuchar la primera nota soplada. Tan doloroso que me hiere el alma
Soberbio, sin más

lunes, 4 de febrero de 2013

En equilibrio



Conocí a Calder demasiado tarde, a través de un libro plateado. Ya poco se podía hacer
¿Qué es? Me parece que tiene forma de jirafa: y entonces me compré una jirafita de madera. Pero la de Calder es la más bonita, no tiene esa expresión horrorosa que vista de cerca resulta altamente desagradable. Es una jirafa divertida, y también baila con el aire cuando incide sobre sus (vistas desde abajo) pequeñas piezas rojas. Porque él la diseñó para ser vista desde abajo, flotando y bailando (tal y como le confesó, un día a las cinco de la tarde mientras se tomaba un té sabor a mango a su amigo Mondrian).
Todo está en perfecto y armonioso equilibrio. Como esta balanza gris y fucsia que para mí hace las veces de juez. Me gusta saber que puedo ir a visitarlo de vez en cuando. Me gusta que esté en el patio. Me gusta verlo desde abajo y darme cuenta de que baila con el aire y que yo, involuntariamente, también bailo con ellos al son de una música extraordinaria.

viernes, 1 de febrero de 2013

Describe the sky to me…




No me digas adiós,  descríbeme el cielo

Me parece una frase tan obvia, y tan poco usada, que me estremece cada vez que la oigo en esta canción de Cibelle titulada Green Grass.  Hermosa, delicada.
Lanzo una propuesta: ver el vídeo sin voz, adivinando la historia, haciendo hipótesis sobre quién es ella, quién es él. Luego, volver a verlo, con la música sonando, atendiendo, esta vez, a la letra. Puede que algo nos sorprenda, quizá, al reconocernos en alguna parte.
Porque a veces deberíamos describir más el cielo, por todas aquellas que no lo hicimos.
Un bonito vídeo, una bonita canción: una buena manera de empezar el fin de semana :) 

jueves, 31 de enero de 2013

Pista 12. Sueño



Primeras notas al piano, luego el violoncello, la flauta y vuelta a repetirse, el tiempo se detiene y tropieza, yo cierro los ojos: he llegado a ese país, a ese que tú, querido Jefe, inventaste para Ella, y donde tengo el privilegio de viajar cada vez que la música empieza, con esa primera melodía, que luego se repite, que se mezcla creando una bola de algodón de azúcar en la que reboto dulcemente, y casi puedo volar porque floto, porque la gravedad en ese nuevo mundo es relativa, y porque solo existe amor, ese del que tanto he aprendido de vosotros. Gracias por seguir creando mundos y querer compartirlos.
Presento un gran disco, dedicado a los muchos “Colgados del Cielo” que como ellos creemos que hay vida y belleza más allá del dinero y el poder. Compuesto, interpretado, y producido por dos grandes de la música: Antonio Molina y Manuel Medina. Todos podemos viajar gratis al mundo que yo describo y a otros muchos cerrando los ojos al hacerlo sonar (gratuitamente) a través de este enlace. De nuevo, gracias.

miércoles, 30 de enero de 2013

El reencuentro



        Y esa mañana que me levanté y no había nadie, sentía que aquel lugar era algo ajeno: hacía frío. Con un poco de angustia recogí las pocas cosas que llevaba, me tomé un vaso de leche mientras guardaba naranjas en una bolsa y justo antes de salir abrí aquella puerta. Todo el miedo se esfumó y la calidez de los buenos recuerdos me invadió. Tantos años, mi fiel amigo, mi compañero de batallas perdidas, porque tanto me has aportado, porque tantas cicatrices has borrado. Y ahora, mi pequeño Cherny, estás tan cansado que no puedes  emitir ciertas notas, tu tacto ha perdido la tirantez y la firmeza de la juventud, y ya poco puedes hacer sonar dignamente. Tuve el impulso de interpretar aquel Nocturno póstumo de Chopin que solo tú sabes lo que significa para mí, pero comprendí tu deseo y así, porque te quiero, lo digo: descansa en paz querido piano mío

viernes, 25 de enero de 2013

Largo es el camino...


      Marta Topferova, una de mis cantantes favoritas. Natural de la República Checa pero amante de la música latina, se muestra espléndida entre ritmos a priori ajenos a su cultura. Un muestra de gran calidad musical, además, cantando en español. Su música me embriaga de sensaciones positivas, y es por ello que la reservo para esos momentos en los que quiero reencontrarme conmigo misma. Hay que cerrar los ojos, relajar el cuerpo, estar dispuesto a dejarse llevar: es imposible que al oír las primeras notas no empecemos a mover los hombros, a golpear suavemente con el pie el suelo al son de la música e ir poco a poco, casi sin darnos cuenta, desentumeciendo uno a uno todos los músculos de nuestro cuerpo.
Me parece la mejor canción para afrontar con energía esperemos que un muy buen fin de semana, y si no se pueden resolver ahora (como me temo que pasa con la mayoría que nos atormentan en estos tiempos), dejemos las preocupaciones  para el lunes y cojamos fuerzas, que como dice Marta: Largo es el camino… 

jueves, 24 de enero de 2013

En Espiral


Una ventana al mundo. Poder expresar mis inquietudes y pensamientos. Compartir mis puntos de vista sobre las diferentes parcelas que me preocupan: ir hilando esa espiral que puede estar formada por infinitas vertientes, a veces tocándose, a veces secándose, a veces intentado ser no convergentes sin poder. 
Aquí presento mi blog :)